Desinfectantes y blanqueadores

¿Qué es un desinfectante?

Se denomina desinfección a un proceso químico que mata o erradica los microorganismos sin discriminación (Tales como agentes patógenos) al igual como las bacterias, virus y protozoos impidiendo el crecimiento de microorganismos patógenos en fase vegetativa que se encuentren en objetos inertes.

Los desinfectantes reducen los organismos nocivos a un nivel que no dañan la salud ni la calidad de los bienes perecederos. Algunos, como los compuestos fenólicos, pueden actuar también como antisépticos.

Los desinfectantes se aplican sobre objetos inanimados, como instrumentos y superficies, para tratar y prevenir las infecciones. Entre los desinfectantes químicos del agua más habituales se encuentran el cloro, las cloraminas, el ozono. La desinfección del agua también puede ser física cuando se emplea la ebullición, la filtración y la irradiación ultravioleta. Se deben distinguir los desinfectantes de los sanitizantes que son sustancias que reducen el número de microorganismos a un nivel seguro.

De acuerdo al diccionario Webster, desinfectar es limpiar para destruir o prevenir el crecimiento de microorganismos portadores de enfermedades. Por lo tanto, un desinfectante es un agente, como el calor, radiación o producto químico que desinfecta por medio de la destrucción, neutralización o inhibición del crecimiento de microorganismos portadores de enfermedades.

La EPA (Agencia de Protección Ambiental) define a los desinfectantes como los productos que son usados en superficies duras inertes para destruir o inactivar de manera irreversible a hongos y bacterias, pero no necesariamente a las esporas. Los productos desinfectantes se dividen en dos tipos principales: los de uso en hospitales y los de uso general. Los desinfectantes de uso en hospitales son los más importantes para el control de infecciones y se usan en instrumental médico, pisos, paredes, ropa de cama y otras superficies. Los desinfectantes de uso general son la mayor fuente de productos usados en los hogares, albercas y purificadores de agua.

¿Qué tipos existen?

Los productos desinfectantes se clasifican en virucidas, bactericidas o fungicidas en función de su espectro de actuación contra los microorganismos. La composición de los productos desinfectantes determina su capacidad de acción y reacción sobre determinadas superficies y microorganismos.

Desinfectantes bactericidas, contra las bacterias

Las bacterias son microorganismos vivos con célula propia que pueden ser infecciosos o no y están estrechamente relacionados con los alimentos. Los desinfectantes compuestos a partir de derivados clorados, oxígeno activo, derivados alcohólicos, derivados amoniacales o ácido peracético presentan una gran capacidad para eliminar bacterias.

Entre éstos, cabe destacar que los derivados amoniacales son más efectivos en bacterias grampositivas, mientras que para las bacterias gramnegativas usaremos derivados alcohólicos.

Desinfectantes virucidas, contra los virus

Los virus son microorganismos que necesitan una célula ajena, que usan como huésped para su propia supervivencia. A diferencia de las bacterias, los virus siempre resultan perjudiciales para la salud. Para su eliminación, podemos recurrir a desinfectantes compuestos a partir de derivados alcohólicos, clorados, oxígeno activo o ácido peracético.

En el caso de los desinfectantes para las manos, el alcohol es el mejor compuesto contra los virus. Para empezar, debemos entender que existen microorganismos de muchos tipos: virus, bacterias, hongos, levaduras, etc., por lo que cada uno de estos microorganismos requiere un compuesto específico para su eliminación.

Desinfectantes fungicidas y levarucidas, contra hongos y levaduras

 Los hongos se presentan en muchas formas y tienden a la esporulación para reproducirse. Igual que ocurre con las bacterias, pueden ser nocivos o no. Los derivados aldehídicos son el compuesto más eficaz contra los hongos o levaduras infecciosos, aunque también podemos servirnos de derivados clorados, oxígeno activo o ácido peracético.

Recordemos que la humedad es una gran aliada para la reproducción de los hongos, así que previniéndola, limitaremos su reproducción.

Algunos desinfectantes son…

Ácido bórico

Actúa como bacteriostático y fungistático y como bactericida a concentraciones superiores. Está desaconsejado, especialmente en niños por los efectos tóxicos derivados de su posible absorción sistémica. Su concentración no puede superar el 5%.

Ácidos orgánicos

Se encuentra el ácido benzoico que se utiliza en forma tópica como antibacteriano y antifúngico para heridas, quemaduras térmicas, químicas y eléctricas, úlceras varicosas en asociación con otros ácidos orgánicos. También tenemos el ácido acético, que diluido al 33% en agua destilada se emplea a distintas concentraciones como bactericida o basteriostático.

Alcoholes

Los alcoholes poseen propiedades germicidas que vienen determinadas por su capacidad de desnaturalizar las proteínas plasmáticas y la disminución de la tensión interfacial. La potencia antiséptica de los alcoholes es variable. Los alcoholes alifáticos etanol e isopropanol son bactericidas de potencia intermedia. En el caso de alcoholes primarios homólogos, la potencia se incrementa al aumentar la longitud de la cadena carbonada (hasta el límite de 8-10 carbonos en que ésta decae debido al descenso de su solubilidad). Los alcoholes son eficaces para la mayoría de las bacterias existentes en la piel, aunque no destruyen las esporas.

Alcohol etílico

El alcohol etílico o etanol se emplea tópicamente sobre la piel como antiséptico a una concentración del 70% p/v (a 100% de pureza es poco efectivo). Se emplea en desinfección de la piel antes de las inyecciones cutáneas, en extracciones sanguíneas y en la desinfección de jeringas y termómetros clínicos (siempre que se deje el tiempo suficiente de contacto). Para limpiar y desinfectar heridas está desaconsejado el uso del alcohol, ya que puede irritar las zonas lesionadas, es preferible el uso de agua oxigenada.

Isopropanol

El alcohol isopropílico tiene un poder desinfectante superior al del etanol, además es menos volátil y menos corrosivo sobre los objetos metálicos. Por el contrario, resulta más irritante que el anterior. Al igual que el etanol, se emplea para la limpieza y desinfección preoperatoria.

Aldehídos (formol)

El formaldehído es un potente desinfectante, con gran poder de penetración y de acción irritante para la piel y mucosas. Es tóxico, tanto en forma gaseosa (produce irritación de la mucosa ocular y respiratoria) como por ingestión, produciendo alteraciones digestivas y del sistema nervioso. Por ello, no suele utilizarse localmente y sí se emplea para la desinfección de instrumentos y superficies inertes, a esta concentración se usa en soluciones acuosas al 40%, adicionado de metanol para impedir su paso a paraformaldehído.

Halógenos y compuestos halogenados

Los halógenos, especialmente el cloro y el yodo, son dos bactericidas muy potentes que se utilizan como bactericidas y antisépticos. El cloro se utiliza principalmente para la desinfección del agua y el yodo como desinfectante de la piel.

Cloro

Puede encontrarse bajo las formas de cloro gaseoso, hipocloritos o cloraminas. En cualquier caso, el mecanismo por el cual desarrolla la acción desinfectante se debe a la liberación de cloro libre que, a su vez, junto al agua y en medio ácido o neutro, origina ácido hipocloroso que es un oxidante fuerte que se combina con el grupo amino de las proteínas bacterianas para formar cloraminas y liberar oxígeno (destruye los microorganismos por oxidación).

Hipoclorito sódico

La solución de hipoclorito sódico es muy potente como desinfectante para uso externo (ataca a virus y bacterias). Se emplea en desinfección de paredes, pisos, sanitarios, recipientes de alimentos, útiles de aseo, etc.


¿Qué es un blanqueador?

Los blanqueadores son sustancias químicas que causan el efecto blanqueador, es decir, aclaran el color o eliminan las manchas. 

Su efecto resulta de reacciones con compuestos orgánicos coloreados que provienen de pigmentos naturales o sintéticos. La mayoría de los blanqueadores incluyen oxidantes: cloro, hipoclorito de sodio y peróxidos. Los reductores como el dióxido de azufre se utilizan para aplicaciones de nicho como el blanqueamiento de lana. Los blanqueadores contienen aditivos que aumentan la eficiencia de las sustancias activas y hacen que funcionen a temperaturas más bajas. Los blanqueadores tienen un amplio espectro de propiedades bactericidas. Por lo tanto, a menudo se usan para desinfectar y esterilizar lugares públicos.

El blanqueamiento más famoso: el dental

En términos generales, para blanquear los dientes se deben decolorar. Los productos químicos que utilizan los tratamientos de blanqueamiento son lo suficientemente fuertes como para penetrar profundamente en el esmalte de los dientes (la capa fuerte que los recubre) y desencadenar una reacción química que descompone los compuestos de manchas. Esta reacción se llama oxidación.

Hay dos agentes químicos de blanqueamiento que se usan comúnmente en productos de blanqueamiento y tratamientos profesionales. Uno de ellas es el peróxido de carbamida, y el otro es peróxido de hidrógeno.

Los productos blanqueadores pueden clasificarse de diferentes formas, la principal es diferenciarlos en función de su concentración. Refiriéndose a concentración, la cantidad de producto blanqueante, en porcentaje. El producto blanqueante puede ser: peróxido de hidrógeno o peróxido de carbamida.

Así pues, los productos de blanqueamiento dental pueden ser de libre dispensación, productos cosméticos o blanqueadores odontológicos de uso domiciliario y productos sanitarios o blanqueadores odontológicos de uso en la consulta.

Los productos blanqueadores de libre dispensación son aquel que el paciente puede comprar sin que haya un screening de salud oral previa, es decir sin que haya pasado ningún control ni sea necesaria la supervisión de un especialista. La concentración de estos es muy baja, blanquea muy poco pero no son nada peligrosos. La concentración del peróxido de hidrógeno máxima es de 0,1% y la del peróxido de carbamida no supera el 0,3%.

El segundo tipo de producto blanqueador son los blanqueadores odontológicos de uso domiciliario. Como indica su nombre, son blanqueadores con concentraciones accesibles a través del profesional en odontología. Es por esto que debe haber siempre una supervisión por parte del odontólogo y solo puede realizarse por medio de este. Las concentraciones de peróxido de hidrogeno varían entre un 0,1% i una máxima de 6%, i las de carbamida de 0,3% a 16%.